Ya no es una simple especulación: la adicción a la tecnología es una realidad. Los magnates de la industria tecnológica que controlan nuestras vidas lo han conseguido.
Estudios recientes demuestran que la sociedad evoluciona “conectada” a la tecnología. La cantidad de horas que dedicamos al uso de los móviles, redes sociales, tablets u ordenadores es tan abrumadora y abusiva tanto que nos está absorbiendo la mayor parte del tiempo de ocio y descanso.
Esta claro que los avances tecnológicos cada vez llegan a nuestras casas a una velocidad de vértigo y es inevitable a donde nos aboga. Eso supone que dentro de las familias, la gran mayoría de los niños están desde bien pequeños manipulando toda clase de tecnología. Muchos de ellos exclusivamente consumiendo horas de juego y devorando vídeos tontamente. El móvil “es el gran analgésico” para los más pequeños de las familias. Muchas veces por no escuchar los berridos se les coloca delante de la cuchara la pantalla con la canción preferida y a comer tranquilos todos o cuando ha finalizado la comida se les da el móvil para que no se aburra. Digo yo, no puede escuchar la conversación de los mayores en la mesa que muchas veces son interesantes; ayuda a mantener el turno de palabra; sentarse correctamente o relacionarse con otros niños o niñas. El último viaje que realice con adolescentes lo viví in situ, un grupo de 10 chavales de unos 14 años, en medio de una comida estaban con el móvil chateando entre ellos en la mesa. Fue una situación surrealista estaban al lado o enfrente.

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 El estudio también demuestra que los niños que utilizan los diferentes dispositivos no son ni más listos ni más inteligentes. Yo desde luego pienso que son más vulnerables a caer en adiciones de juego en el futuro; ya que muchos de los videojuegos están fundamentados en recibir una recompensa por hacer algo. 
Las grandes plataformas digitales están avasallando con anuncios de las novedades tecnológicas que van apareciendo. Sin darnos cuenta nos están abduciendo a través de las pantallas. Manipulan nuestros datos; los venden no sabemos ni a quién.
 A simple vista uno se percata que el uso que se le da a la tecnología por parte de los niños y adolescentes es lúdico. Les cuesta mucho realizar lecturas de no más de una página en las pantallas digitales porque quieren realizar una lectura rápida sin comprender ni profundizar en  lo que han leído. La búsqueda de información y el contraste de su veracidad resulta muy complicada. Muchos de los profesionales de mi sector habréis tenido ya niños o no tan niños con algún problema de este tipo. Los alumnos quieren soluciones rápidas y sin que requiera pensar prácticamente sino abandonan con facilidad. También quieren ser premiados por desempeñar su trabajo diario que no es otro que aprender.     
No podemos desconectarnos completamente pero si moderar el uso y sobre todo con los niños pequeños. Si los directivos de las grandes plataformas como Google llevan a sus hijos a colegios donde no se utiliza  prácticamente tecnología, sino a aquellos que fomentan el trabajo en equipo y la creatividad. ¿No os da algo qué pensar?